Megatendencias
Matko Koljatic
- T+
- T-
Matko Koljatic
Corria el año 1982 cuando John Naisbitt, un académico estadounidense, publicó su libro “Megatrends”, en que identificaba “diez ‘mega tendencias’ que transformarán el mundo”. El libro, producto de diez años de investigación (en lo que en esos años se llamaban los estudios del futuro o futurología), se publicó en 57 países, vendió más de 14 millones de copias y estuvo en la lista de best sellers del New York Times, muchas semanas como N° 1, durante dos años.
El punto de Naisbitt era que sin que nos demos cuenta hay cambios en el mundo que son persistentes en el tiempo -lo que él denominó megatendencias- cuyo efecto crece como una bola de nieve y que, en último término, cambian radicalmente la realidad que nos rodea.
Si se relee el libro, se aprecia que efectivamente sus megatendencias -entre otras la globalización, el desarrollo de la sociedad del conocimiento, la descentralización y el fin de las jerarquías- han ido ocurriendo con efectos enormes e impensados. Naisbitt acertó más de lo que se equivocó.
Traigo el tema a colación a propósito de los cinco “acuerdos nacionales” que propone el Presidente Piñera. Nadie puede estar en desacuerdo con la necesidad urgente de centrar la acción del gobierno en la infancia, salud, seguridad, superación de la pobreza y la paz en La Araucanía. Ojalá todos los chilenos nos sumemos a buscar soluciones a estos problemas y que en unos pocos años podamos ver avances importantes en los cinco temas.
El problema es que a veces lo importante pierde preponderancia frente a lo urgente. Sin el ánimo de jerarquizar los temas de los “acuerdos”, pienso que están ocurriendo megatendencias que pueden tener un impacto negativo enorme en la sociedad y que por ser de lenta evolución no se les da la relevancia que tienen.
Un caso típico es el calentamiento global. La evidencia indica que la temperatura en la faz de la tierra está subiendo. Una mayoría importante de científicos piensa que ello se debe en gran medida al accionar de los seres humanos. El libro de David Archer “The Long Thaw”, oceanólogo de la Universidad de Chicago, predice que en mil años más la acidificación de los océanos por efectos del calentamiento global impedirá la vida en el planeta... pero mil años son muchos años, y vemos cómo las acciones de los gobiernos para enfrentar esta megatendencia son por decir lo menos, débiles e irresolutas.
Algo similar ocurre con el reemplazo del trabajo humano por máquinas. Es una megatendencia establecida que la robotización esta aquí para quedarse. Los ejemplos habituales son los camiones autoconducidos en la minería y los robots en la fabricación metal mecánica. Pero, un viaje reciente a Francia me hizo ver que esos ejemplos son la punta del “iceberg”.
Recorrí muchos kilómetros en auto por las autopistas francesas -donde los conductores manejan educadamente por la derecha, como debe ser- y jamás me enfrenté a una persona en un peaje. Todos los puestos de peaje han sido reemplazados por máquinas. Tampoco existen personas que atiendan en las gasolineras. Son todas de autoservicio. Pero mi asombro fue mayor cuando nos detuvimos en una tienda de autopista de la gasolinera Total -piense en un Pronto o un Upa!- que puede haber tenido unos quinientos metros de espacio de atención de público con áreas de cafetería, restaurant, diarios y revistas, etc., en que había solo dos personas atendiendo las cajas. Todo era vendido por máquinas expendedoras automáticas o por auto servicio. Decenas de máquinas reemplazaban a decenas de personas.
La explicación de lo que vimos es simple. La semana de trabajo de 35 horas, más un sueldo mínimo de 1.500 euros, sumados a un código laboral rígido, son el caldo de cultivo del reemplazo del trabajo humano por máquinas. ¿Resultado? Francia tiene una tasa de desempleo de 9%.
Tengo presente que pedirle a un gobierno que recién comienza que piense en megatendencias como éstas cuando hay tantas urgencias puede ser injusto, pero desconocerlas puede llevarnos a realidades catastróficas.